lunes, 25 de enero de 2016

Las 5 enfermedades causadas por el mal uso del smartphone

Como sabrán existen diversas enfermedades relacionadas con el uso de los teléfonos móviles. Por ejemplo, ¿te ha pasado que estando en una cena, hay alguien en la mesa que no despega la mirada del celular, incluso evitando conversar con el resto de las personas?.


Ese comportamiento, cada vez más común entre los usuarios de terminales móviles y sobre todo jovenes, se llama ‘phubbing‘ y hace referencia al hecho de prestar más atención a un dispositivo electrónico que a las personas que nos rodean. Es solo uno de los muchos síndromes que se han descrito al respecto, y de los cuáles seguidamente resumimos los cinco más comunes:


1. Dolor en manos y codos


Para comunicarnos a través de la mensajería instantánea, para enviar correos electrónicos, para actualizar perfiles en redes sociales, para jugar… Son muchas las actividades que hacemos con el teléfono móvil en el día a día. Si sumamos la cantidad de minutos que tenemos el dispositivo entre manos, puede que nos sorprendan las horas que pasamos con él, y que se pueden traducir en calambres en los dedos y dolores musculares debido al desplazamiento constante de estos. Y es que el uso excesivo del móvil puede causar, incluso, inflamación en los tendones y agravar condiciones ya existentes como la tendinitis o el síndrome del túnel carpiano. Además, los codos se pueden ver afectados por hormigueos o adormecimiento debido a la posición que se adopta para sostener el terminal.

2. Dolor en cuello y espalda

¿Qué posición adoptas al usar el móvil? Por lo general tendrás el teléfono entre las manos y la cabeza ligeramente inclinada hacia el pecho, ¿verdad? Cuando sostenemos el móvil, bien sea para escribir o para jugar, tendemos a encorvarnos un poco. Hasta ahí todo normal, pero si repetimos esta posición durante horas lo más probable que es terminemos con dolor en el cuello y en la espalda. Este dolor proviene del estrés excesivo que colocamos en los músculos cuando nos encontramos en esa posición, lo que a la larga nos hace tener una muy mala postura que nos genera más dolor. La buena noticia es que este problema puede solucionarse adoptando una mejor postura al momento de sostener el móvil, por ejemplo, colocando el terminal a la altura de nuestro rostro para así no tener que bajar la cabeza durante tanto tiempo. Y claro, limitando el tiempo de uso.

3. Fatiga visual


Leer cansa. Todos lo hemos sufrido cuando nos enganchamos a un libro, o cuando estudiamos y estamos en época de exámenes. Ahora bien, si leer en papel agota la vista, imagínate la fatiga visual que conlleva el mirar durante mucho tiempo las letras pequeñas en una pantalla brillante. Engancharse al Twitter, por ejemplo, pueden implicar leer decenas de tuits en un rato, lo que puede producir fatiga visual, visión borrosa y ojos secos. Todo esto sumado a la tensión del cuello por la mala postura puede implicar también mareos y dolores de cabeza. ¿La solución? Lo más recomendable es aumentar el tamaño de la letra, regular el brillo de la pantalla del móvil, y mantener el dispositivo a una distancia adecuada de nuestros ojos.

4. Nomofobia

¿Alguna vez te has devuelto a casa a buscar el móvil que te habías dejado olvidado? No estás solo: cientos de personas lo hacen cada día, y puede que sea producto de la nomofobia, es decir, el miedo irracional a estar sin el móvil en un momento determinado. Según un estudio llevado a cabo en el Reino Unido con 1000 personas, el 66% de la población teme perder su móvil o estar sin este en cualquier momento. Curiosamente, el estudio mostró que las mujeres son más propensas a sufrir de este problema que los hombres. Y sí, más de una vez me he devuelto a casa a buscar el móvil…

5. Síndrome de la llamada imaginaria

Este es uno de esos síndromes causados por el móvil más común: sentir que el teléfono vibra o imaginar que lo hemos escuchado. También se le llama el ‘síndrome de la vibración fantasma‘ y resulta ser un síntoma común entre quiénes usan el móvil en exceso. En este caso, como en la mayoría de los antes descritos, la solución pasa por tomar conciencia del problema y comenzar a regular el tiempo de uso del terminal, por ejemplo, dejándolo fuera de nuestra vista cuando no lo necesitamos, o mantenerlo en silencio y fijar un horario para revisarlo durante el día.


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