Buenas noches lectores
Como es costumbre en este blog, no todo son noticias de tecnología, algunas veces subo post de otra índole, ya sean frases o cuentos (sobre todo de ciencia ficción que es mi genero favorito).
En este caso les traigo un cuento que encontré en una pagina que me gusta mucho y decide postar la historia aquí.
espero les guste....
La historia de la humanidad siempre ha sido y será una incógnita para todo ser humano que habita en el planeta tierra, para algunos es indiferente pero para otros es más que una razón para estar aquí presentes, buscar un porqué, una respuesta.
En 1928 conocí a Kenny O’nner, 8 años después de mi nacimiento en 1920, juntos acudimos al mismo colegio en el International School of Brooklyn, en el estado de New York, la mayoría de los estudiantes eran de raza negra, por quienes yo tenía un gran respeto, vaya, doy gracias por la vida que tengo pero que mejor para mi haber nacido con piel de color (sólo ha sido un gusto personal desde chico). En fin, O’nner era la única persona en aquel tiempo y en ese lugar que mostró interés en tener contacto con una persona de descendencia mexicana, el resto sólo tenía preferencias por su misma raza. Como saben, en aquellos tiempos había un auge por las disputas en temas de discriminación hacia los negros, por lo tanto lo más seguro es que yo fuera la presa de todos o la mayoría de los estudiantes de ese colegio, pero afortunadamente no fue así.
Desde que tuve contacto con O´nner siempre mostró un gran interés en temas de astronomía, realmente era un joven con muchas ganas de aprender sobre ello ya que dedicaba la mayoría de sus ratos libres a estudiar sobre nuevos planetas. Cada vez que acudía a su casa me mostraba sus notas más relevantes sobre nuevos descubrimientos de la humanidad en el ámbito de la astronomía, él creaba sus propias reseñas, cosas que yo, siendo honesto, nunca llegaba a comprender al cien por ciento aun poniendo todo de mi parte para aprender, realmente ese tema no se me daba, a decir verdad eran temas en los que la mayoría de la gente no mostraba mucho interés. Fue en 1930 cuando el último ciclo de estudios finalizó, al parecer dejaríamos de asistir a la misma escuela y posiblemente nos dejaríamos de ver. Afortunadamente no fue así, todo salió bien, ambos finalizamos el último año en el colegio y apenas un par de semanas después nos comenzamos a frecuentar nuevamente, sólo que había algo poco diferente. O’nner parecía estar cada vez más enfocado en la astronomía que en nuestras propias conversaciones ya que al intentar charlar, él trataba de finalizar mis asuntos para comenzar a contarme sobre sus lecturas. Algo que lo tenía tan feliz en esos días, para ser exacto el 18 de febrero de 1930, era el descubrimiento de un lejano planeta al que llamaron Plutón, Clyde William Tombaugh fue una inspiración como descubridor para O’nner en esas semanas donde se dedicó a escribir cuentos cortos sobre la vida en ese planeta que lo mantuvo tan intrigado por un largo tiempo, pareciera como si el mismo O’nner hubiera sido quién descubrió aquel cuerpo celeste, su pasión por Plutón llegó tan lejos que comenzó a crear planos del territorio de aquél lugar como si lo hubiese visitado antes.
Fue un fin de semana cuando decidí visitarlo nuevamente para salir a jugar al parque e intentar distraerlo un poco. Para mi sorpresa O’nner se negó a salir bajo la excusa de que aún no terminaba con sus deberes de la escuela. Sin embargo, minutos antes me había hecho saber que no tenía nada pendiente. Insistí un poco pero todo resultó peor, O’nner me pidió que lo dejara, por lo que decidí salir a buscar a alguien en el parque, pero fue en vano ya que, por la hora (casi daban las 10:00pm), las calles estaban casi vacías (demasiado tarde para un joven de mi edad). A tan solo una calle de mi casa me topé con Casandra Martínez, una ex compañera de aquel colegio donde conocí a O’nner, iba acompañada de su madre por lo que sólo tuve un par de minutos para platicar con ella, lo más relevante fue cuando la escuché decir que Kenny O’nner le había corrido de su casa un día antes cuando sólo pretendía saludarlo y saber que había de nuevo en su vida. Para mí eso fue muy molesto pues sabía que él no andaba nada bien y aquella acción no había sido nada correcta. Me despedí de Casandra y le deseé un buen futuro en caso de no volver a verla. No estaba nada contento con O’nner, era mi mejor amigo y la persona con quien había compartido tantas cosas últimamente, por lo que di media vuelta y me dirigí de nuevo a su casa. Al tocar, su madre, la Señora Martha Kembler, me pidió cordialmente subir a la habitación de O’nner, estaba realmente molesto con él por lo que decidí no tocar la puerta y abrí sin permiso. Para mi sorpresa no estaba en la habitación, sólo se podía escuchar el sonido del viento entrar por la ventana que daba a unas escaleras que te dirigían a la azotea de su departamento. Antes de avisar a su madre revisé bien la recamara, tal vez este chico extraño pudiera estarme jugando una broma y estar escondido en cualquier lugar de la casa, giré mi cuerpo hacia la puerta y escuche caer un objeto al piso, miré al suelo pero sólo era un lapicero que había caído debido al viento que entraba, por lo que cerré la ventana y coloqué el lapicero en el escritorio donde se encontraba antes de caer. Tuve curiosidad de ver que había sobre aquel mueble así que encendí la lámpara que estaba sobre este escritorio, y lo que vi fue algo demasiado raro para mí: un plano de unos 2 m x 1.5 m en el que se había trazado un diseño muy extraño, no era precisamente un objeto conocido, era algo similar a una esfera, dentro de ella un panel con controles que parecían manipular ese objeto, – ¡vaya! – Pensé. En ese entonces yo no tenía la mínima idea de qué pudiera ser, miré un poco más arriba del plano y noté una figura humana que parecía estar tripulando esta cosa (insisto, no tenía idea de qué rayos era), esto había sido casi todo lo que se había dibujado en aquél papel enorme, en la parte inferior había un único texto con el siguiente mensaje “Regreso pronto, te quiero mamá, Atte: Kenny O’nner”. El vértigo fue cada vez más fuerte en mí, no sabía qué clase de broma era esto, O’nner nunca me había mostrado aquél dibujo o plano porque, para ser sincero, era un diseño muy bien hecho, como el de un profesional, parecía algún prototipo de un objeto futurista. Dejé de tomarle importancia y bajé a la recamara de la Señora Kembler y le cuestioné por su hijo. La mujer sonrió y me pidió que lo buscara por la casa.
–“Debe estar jugándote una broma y esperando que lo encuentres”, Dijo ella.
No le tomó mucha importancia, así que subí nuevamente a la habitación y recordé que al llegar, la ventana de la recamara estaba abierta, por lo que salí por ahí y subí las escaleras que daban a la azotea. Increíblemente no encontré a O’nner, sólo me topé con una especie de pinza tirada en el suelo de la azotea. Me pegunté si tal vez su padre había olvidado esa herramienta allí y dije: ¿pero qué rayos hago buscando a O’nner en este lugar? Entré de nuevo a la recamara por la ventana y corrí con su madre a contarle que su hijo no aparecía por ningún lado, aparentemente esta vez notó mi desesperación y nerviosismo por no encontrar a O’nner. Sacó sus pies de las cobijas y se levantó enseguida de la cama (noté su miedo al escuchar lo que le dije). Buscamos juntos por toda la casa pero O’nner no apareció, 5 minutos más tarde, la señora Kembler tomó el teléfono y llamó a la policía para notificar lo que sucedía, bastaron un par de minutos para que los oficiales llegaran al domicilio y revisaran cada rincón de la casa sin tener éxito. Mi madre llegó a donde me encontraba pues sabía que era el único lugar donde yo podía estar, y como ya era muy tarde, le prometí a la señora Kembler regresar mañana temprano para continuar buscando a su querido hijo, dejando por aquel momento el asunto en manos de la policía, así fue.
Al día siguiente desperté luego de apenas unas 2 horas de sueño, realmente no pude pegar los ojos tan solo de pensar en dónde rayos se encontraba mi mejor amigo, me sentía mal por haberme despedido de esa manera de él al salir por última vez de su casa. Al salir de mi casa, la noticia había dado la vuelta en todo el vecindario, todo mundo dedicó algo de su tiempo a la búsqueda de O’nner, parecía algún tipo de secuestro, simplemente desapareció sin dejar rastro alguno, O’nner era un chico al que muchos tenían afecto por su manera de ser, amable con cualquiera que se dirigía con él, pero todo fue como una maldición, el mundo jamás volvió a saber de Kenny O’nner, mi mejor amigo.
Hora de partir.
La vida es una caja llena objetos perdidos, entre ellos Kenny O’nner, de quien nadie más supo desde aquél año de 1930. Hoy mis días son más tranquilos, a mis 85 años de vida mi única rutina es salir al balcón de mi casa a tomar el freso por las mañanas, tardes y noches y ver pasar gente de todas partes. Hoy día para muchos nada tiene sentido, pero el hecho de estar con mis nietos y pasar el rato con ellos disfrutando de los que pueden ser mis últimos días de vida, me hace la persona más feliz de este planeta.
Hoy, 14 de julio de 2015, fue para mí el mejor día de esta, mi última etapa de vida. Son las 9:45 a.m., en casa cada uno de los integrantes de nuestra familia convivió como cada martes por la mañana, era como una tradición en casa. Yo era un anciano contento de estar nuevamente con sus nietos frente al televisor viendo las noticias y al mismo tiempo tenerlos en mis brazos, juntos, sentados en el sofá.
10:02 a.m. fue la hora exacta cuando la familia decidió salir a tomar el desayuno al restaurante “Mr. Cleff” a una cuadra de casa. Por mi incapacidad en las piernas decidí, como de costumbre, quedarme solo en casa y esperar una media hora a que llegaran de vuelta todos (era lo normal), 10:11 a.m., sólo en casa, un silencio abrumador a excepción de las noticias en la televisión, mi última taza de café, mis últimos latidos, 10:15 a.m. y mi corazón dejó de palpitar, nadie en mi auxilio por la ausencia de todos, el control de la televisión cayó al piso junto con mi taza de café, la última, el escenario era el cadáver de un viejo sentado en el sofá frente a un televisor que transmitía las noticias de última hora en el mundo…“Soy Ken Hawk transmitiendo desde el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, Texas, siendo las 10:15 a.m. la Agencia Espacial Estadounidense ha confirmado el arribo de la sonda espacial New Horizons que fue lanzada el 19 de enero de 2006 desde Cabo Cañaveral con destino a Plutón, la sonda viajó primero hacia Júpiter donde llegó en febrero de 2007. A su paso por Júpiter incrementó su velocidad relativa unos 14,484 km/h aprovechando la asistencia gravitatoria de ese planeta. Hace un par de minutos se confirma el arribo de la sonda al territorio de Plutón de manera exitosa. Los científicos dan a conocer dos fotografías del territorio del planeta enano donde claramente se puede notar la superficie con hielo por la escasez de la luz solar en el lugar, la segunda fotografía es algo que ha dejado sorprendidos tanto a científicos como expertos, en esta imagen se puede observar la superficie del terreno de Plutón, y al fondo una clase de roca de unos dos metros de altura que aparentemente fue manipulada por “alguien”. Sobre esta roca es posible notar lo que parece ser un mensaje tallado en forma de texto que dice: ‘Saludos visitantes, aquí estuvo Kenny O’nner – Diciembre 22 de 1942’, soy Ken Hawk transmitiendo desde la ciudad de Houston para ESA Times Noticias…”
Esta historia la saque de la pagina http://marcianosmx.com/ la cual recomiendo bastante.
saludos!!!
Ecmotion......
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